lunes, 25 de abril de 2011

3252

Ayer cerramos el círculo automovilístico y regresamos al Car Rental del aeropuerto de San Francisco con nuestro coche, bastante más sucio de como lo recogimos y con un octavo de depósito de gasolina. El total de millas recorridas asciende a 3252, según consta en el recibo que nos entregó la recogedora de coches. Ya nos habíamos acostumbrado al cambio automático y no nos habría importado seguir on the road una semanita más, pero las vacaciones no dan para tanto. Los últimos días con coche han sido muy divertidos porque hemos visto dos cosas que no abundan ni en Elx ni en El Campillo, ni siquiera en La Alberca, a saber: nieve y Océano Pacífico.
Después de Las Vegas pasamos la noche en Bakersfield, donde ya estuvimos hace unos días. Allí tratamos en vano de "dar un paseo por el centro" porque aún no nos hemos acostumbrado a la idea de que muchos de estos lugares no tienen centro. Así que seleccionamos en la lista de restaurantes de TomTom un japonés y allá fuimos, encontrando a nuestra llegada a la juventud local viendo un partido de basket y gritando como los garrulos de cualquier pedanía murciana. Pero se nos trató como clientes normales, que es lo que más me gusta, no como turistas a los que hay que explicárselo todo despacito y encajarles lo más típico del lugar.



La mañana siguiente recorrimos el Sequoia National Park con nuestro cochecito por una carretera que primero era verde, florida y con arroyos que embellecían el paisaje, pero que fue adornándose con montoncitos de nieve que iban aumentando de tamaño hasta convertirse en una capa que lo cubría todo y que alcanzaba cimas sorprendentes.





Y para acabar con los famosos contrastes californianos y sufrir más meteoros, ayer llegamos hasta el faro de Point Reyes, donde el ventistate te enreda el cabello aunque tengas cuatro pelos c¡omo yo. Para bajar hasta el faro hay que bajar (y luego subir, claro) un total de 308 escalones. Un cartel a la entrada de la escalera anuncia, como en el Infierno de Dante, el great effort que supone tal hazaña, pero hicimos caso omiso de la amenaza y bajamos. Para celebrar nuestro regreso triunfante, recorrimos la Highway 1, el tramo llamado Shoreline Highway, que va por la costa oceánica y que, en mi opinión, sería más divertida a bordo de un descapotable de ésos que lleva James Bond o Paris Hilton, cruzamos el Golden Gate, por el que hay que pagar un peaje de 6$, y enfilamos al aeropuerto.
Siguiente parada, San Francisco, aún no hemos salido esta mañana, pero por lo que vimos anoche al llegar, me da la impresión de que hay mucha gente extraña aquí y que la picaresca, unida a la mendicidad, está menos contenida que en NY. ¡Ya veremos!

2 comentarios:

  1. Estimados compañeros,
    aunque no he cambiado de continente, sí he cambiado a Villa Clara; donde he dedicado estos días a acostumbrarme al nuevo barrio y sus costumbres. El domingo por la mañana, sonó el timbre de mi puerta y al mirar vislumbré una mujer y un niño, por lo que pensé en aquel comentario que en su día me hizo Ana, lo de llevar una tarta al vecin@ para darle la bienvenida. Cuál fue mi sorpresa al abrir y descubrir que la palabra de Jehová llegaba a mi morada. En el día de hoy he realizado una excursión al supermercado del barrio acompañada por mi fiel amiga Maite, y también nos hemos sorprendido al oír unos gritos o jauría humana que desde el mostrador de la carnicería nos llamaba la atención. Me he sentido cual trozo de carne allí colgado... Por lo demás, el período de aclimatación se está cumpliendo según lo previsto. Próximo jueves parto hacia Turín, ya queda menos para vivir una nueva experiencia con ryanair, que siempre supone algo de emoción.
    Besitos de vuestra Claris

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  2. Desde luego, tu equipo de nieve no era nada apropiado Menos mal que el abriguito de tu sister te ha quitado frios a tope. Espero que sepas agradecérselo. Ya os queda poco,aprovechazlo,pero dejad de ir a sitios rarillos que ya llevais buena ración.Informarnos de vuestro regreso para ir por vosotros, si fuese necesario. Besos para los dos. Mamota

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